MVP es la sigla de la expresión “minimum viable product”, que, traducida al castellano, significa “producto mínimo viable”. En otras palabras, podemos decir que el MVP es la versión más sencilla de un producto y, de esa forma, incluye solo sus funcionalidades más básicas.
En resumen, funciona como una prueba para validar la idea, aplicabilidad y adhesión de un producto en el mercado.
Tanto futuros emprendedores como empresas ya consolidadas en el mercado necesitan estar familiarizados con el concepto si quieren evitar perder tiempo y dinero en una idea que no despertará el compromiso del público.
¡No te pierdas este post si quieres entenderlo todo sobre MVP!
El MVP es el producto en su versión más elemental. Concebido en el marco de una estrategia que se propone ahorrar recursos y optimizar el tiempo, el MVP se creó para poner a prueba la recepción del producto entre su público objetivo y para proyectar su rendimiento en el mercado. Esto se hace antes de agregarle ítems más complejos y de costo más elevado.
Así, para la creación del Minimum Viable Product, se busca emplear lo mínimo posible de esfuerzos, inversiones y mano de obra. La intención es la de entregar un producto centrado en su propuesta de valor principal de una forma que permita validar esa idea antes de un posible lanzamiento oficial.
La estrategia es creativa y busca llegar a una versión simple de un producto, pero que sea perfectamente capaz de expresar todo el valor que se propone entregar a los clientes.
La intención del MVP es poner a prueba la adhesión y la receptividad del público objetivo al producto. Basándose en el feedback recibido a partir de esa primera versión mínimamente viable, se harán ajustes en el producto para que su versión ideal – con recursos más completos – se comercialice en amplia escala y reciba más inversiones.
Siendo así, el MVP es importante porque funciona como una guía poderosa para analizar la aceptación del producto por parte de la buyer persona. Además, ayuda a definir una dirección para el desarrollo del producto, incluir mejoras y ajustes para que el lanzamiento sea un éxito.
Como permite que una empresa realice una prueba en escala real dentro de un escenario concreto, el MVP es estratégico y crucial para medir la interacción del usuario con el producto, evaluar su grado de involucración y verificar si el producto realmente tiene potencial para atender a todas las demandas de su audiencia.
El concepto de MVP es bastante aplicado por startups, pues su idea nació de un movimiento creado y propagado por Eric Reis, uno de los emprendedores más exitosos de Silicon Valley.
Para que una startup tenga éxito, es necesario que desarrolle productos escalables, que se deben ir introduciendo de forma gradual. Esta práctica es bastante funcional para reducir riesgos y evitar gastos excesivos.
La idea, también conocida como Lean Startup [algo como “startup compacta”, en español), tiene una relación directa con el MVP. Esto es así porque su base es la validación real por medio de pruebas y feedbacks de clientes.
Antes de que una startup se lance en el mercado, se desarrolla una versión mínimamente viable de su propuesta de valor sin que se movilicen demasiados recursos. Después, el prototipo se pone a disposición de una muestra del público objetivo de la startup. En la etapa siguiente, el prototipo vuelve al equipo de desarrollo para que este implemente las mejoras que el público haya sugerido en su feedback.
Teniendo en cuenta todo lo que hemos visto hasta aquí, es posible definir qué es MVP dentro de una startup: un producto o servicio que posee los recursos y las funcionalidades fundamentales. Esta solución se lanza sin muchas inversiones, pues, en esta fase, no hay ninguna garantía de la adhesión del público objetivo ni de retornos financieros.
Con el MVP, las startups buscan blindar a la empresa de la imprevisibilidad del mercado. Esto tiene un valor especial para las startups, puesto que las soluciones que presentan en el mercado suelen ser disruptivas, por lo cual conllevan un alto riesgo de que la audiencia las rechace.
Contar con un equipo plural con visiones, actuaciones y puntos de vista diferentes es esencial para viabilizar tu MVP.
El primer perfil es el del profesional que tiene visión y conocimiento sobre negocios. Es un rol vital para evaluar si el producto es financieramente viable. El segundo es el que tiene conocimiento sobre design thinking y UX. Esta persona logrará establecer cómo se usará el producto y analizará si le ofrecerá una buena experiencia al cliente.
En cuanto al tercer perfil, es el más técnico, pues corresponde a alguien que tenga conocimiento sobre si el producto tiene condiciones reales de producirse con facilidad y en amplia escala.
El brainstorming actúa como un punto de partida importante para crear un MVP. Sin embargo, no podemos olvidar que necesita ser simple para ser viable. Siendo así, es fundamental editar las ideas que tenga tu equipo.
Una buena práctica en esta etapa es incentivar a cada uno de los colaboradores a plantear cuáles serían, según su punto de vista, las prioridades del producto. Después, es necesario reunir esas opiniones y analizar si todas tienen sentido y cuáles serían las mejores.
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Una estrategia eficiente para probar un producto con personas dispuestas a adquirir una nueva solución, aún cuando presente problemas y bugs, es averiguar quiénes son esas personas (también llamadas Early Adopters), lo que se puede hacer tras la divulgación de una landing page.
En general, esas personas son las que acaban planteando los mayores problemas para resolver y también expresan urgencia por resolverlos. Como el feedback de esos usuarios es imprescindible para agregar mejoras o ajustar funcionalidades en tu MVP, es primordial, desde el principio, que te centres en estrategias de relación comercial, ofreciendo beneficios exclusivos para mantenerlas.
Después de probar la versión mínimamente viable de tu producto, debes analizar el feedback de las personas que utilizaron tu solución.
La intención es entender qué puntos se deben perfeccionar para mejorar la experiencia de los usuarios y dejar tu producto más fuerte para competir en el mercado.
Después de implantar las mejoras, podrás desarrollar una versión más refinada y completa de tu producto con más seguridad. Eso porque ahora ya conoces el potencial de retorno y de adhesión a la solución que estás ofreciendo.
Al principio de la década de 1990, Jeff Bezos leyó un informe sobre el futuro de la Internet y quedó impactado con las estimaciones de crecimiento del e-commerce. Entonces, él creó una lista con los productos que le parecían más viables de comercializarse en línea, redujo la lista a cinco y, después, concluyó que ofrecer libros a precios más bajos podría ser la gallina de los huevos de oro del mundo de los negocios.
Y fue así que fundó Amazon. Su MPV contó con toda la sencillez demandada por el concepto: un sitio elemental con tan solo un catálogo de publicaciones. De interacción en interacción y de prueba en prueba, Bezos logró entender el comportamiento de sus usuarios, sus principales dolores... Y el resto de la historia, ¡ya la conoces!
Lanzado en 2007, Dropbox fue la primera plataforma que permitía almacenar archivos fuera de dispositivos hardware, o sea, en la nube. Para validar la adhesión al mercado, Dropbox produjo un vídeo simple en el que explicaba, de forma resumida y funcional, las funcionalidades de su solución.
Su divulgación tuvo una excelente repercusión entre los early adopters y los feedbacks iniciales de estos fueron fundamentales para legitimar el lanzamiento del producto en el mercado.