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¿Qué es OKR y cómo implementar esta metodología?

¿Alguna vez has oído mencionar la sigla OKR? ¿Será una más de aquellas abreviaturas complicadisimas? ¿Tendrá sentido para tu negocio? Estas preguntas y otras son las que responderemos en nuestro post de hoy. Sin querer hacer un spoiler, podemos adelantar que OKR es la sigla para Objective Key Results.

A pesar de que el concepto proviene del mundo anglosajón, muchos emprendedores de Latinoamérica se preguntan cómo implementar esta metodología en su negocio. ¡Y no les faltan motivos! A fin de cuentas, hablamos de una dinámica de gestión empresarial que sirve para garantizar la consecución de resultados.

¿Qué te parece si empezamos a entender un poco más sobre qué es OKR?

¿Qué es y cómo funciona una OKR?

Como lo adelantamos, OKR es la sigla del término en inglés Objective Key Results, que, en traducción libre, significa Objetivos y Resultados Clave. O sea, OKR, en definitiva, es una práctica mediante la cual se busca estructurar las acciones organizacionales de una empresa para que ésta alcance sus objetivos de forma más ágil y eficiente.

Así, en términos más generales, trabajar con la aplicación de OKR significa que se alinearán las expectativas entre empresa y colaboradores, que se hará el seguimiento de KPI de ventas y marketing de acuerdo a lo planeado y que, además, se implementarán acciones de compromiso para mantener al equipo motivado.

Todo eso permite identificar posibles errores y corregirlos de forma más rápida y efectiva. Así, además de dar instrucciones claras sobre lo que se necesita hacer, la utilización de OKR posibilita efectuar la medición correcta y coherente de todo lo que sea resultado del trabajo.

Cabe resaltar que, incluso antes de entender cabalmente qué es OKR, debes saber que las definiciones de las acciones que mencionamos, en general, parten de ejecutivos C-level de una empresa, o sea, de la gerencia. De esa forma se logra mantener alineados los objetivos y resultados de la empresa como un todo.

En la práctica, los OKR se construyen en dos etapas:

  • O: objetivo que se busca alcanzar
  • KR: resultados esperados, las métricas que se busca alcanzar y que se deben medir

 

Ejemplo:

O: ¡A los usuarios les encanta nuestro servicio!

KR1: aumentar la tasa de conversión en un 3% hasta fin de año

KR2: mejorar nuestra reputación en sitios de evaluación

KR3: lograr fidelizar a 20 clientes

 

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Es importante tener en cuenta que los expertos en el tema recomiendan que se definan entre 2 y 5 KR con el objetivo de optimizar la medición de los resultados. Más que eso, podría hacer que el equipo involucrado pierda el foco, lo que podría, a su vez, perjudicar el proceso.

¡El orden de definición de los KR también cuenta! Es importante siempre recordar que se deberán “sortear” en el orden en el que aparecen dentro de la estrategia formulada por la empresa.

Además, en el momento de definir tus OKR, debes tener en mente que las métricas deben complementarse unas a las otras, generando un avance en el área. Por ejemplo, si tu primer KR se refiere a mejorar tu posicionamiento dentro de las redes sociales, entonces el segundo podría ser hacer que tu público produzca contenido de forma espontánea; y así sucesivamente.

Sin embargo, es importante aclarar que el alcance de los OKR definidos por una empresa no puede ni debe estar directamente relacionado a ningún tipo de premio o remuneración para los colaboradores. En este sentido, la metodología OKR sirve sobre todo para hacer que sea posible trazar un camino de crecimiento sano y realista para el negocio por medio del monitoreo constante y la rápida corrección de eventuales fallas.

 

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¿Por qué la OKR es diferente de las demás metodologías de gestión?

Son diversos los motivos que llevan a los gestores a valorar y priorizar la definición de OKR como la mejor metodología para una empresa. Por eso, hemos preparado una lista de puntos que no solo prueban que la OKR es diferente a las demás metodologías de gestión, sino que, además, son ideales para tu negocio. ¿Nos acompañas?

 

  • Agilidad: la definición de objetivos claros y aplicados en períodos de tiempo cortos y medianos permite la rápida adaptación de la empresa al nuevo modelo, además de generar oportunidad de hacer que los OKR se evalúen constantemente;
  • Fuente de claridad y cohesión: gracias a la definición de OKR tácticos derivados de los estratégicos, la metodología abarca las principales formas de actuar en un negocio, generando una gran claridad para los colaboradores y, en consecuencia, cohesión entre las acciones;
  • Facilidad en la comprensión: la idea por detrás de los OKR es la de que sean fáciles de comprender y alcancen los más diversos niveles de un negocio, posibilitando que todos sepan lo que necesitan hacer para atender lo que se definió en cada nivel;
  • Fuente de inspiración: no es nada exagerado afirmar que la implementación de una metodología OKR puede ser fuente de inspiración para sus colaboradores, pudiendo, incluso, generar un espíritu ambicioso que mueve la cadena hacia el crecimiento.

 

Además, la utilización de OKR como metodología de gestión de tu empresa promueve el foco y la disciplina entre todos los que forman parte de la cadena de ejecución, visto que guía las actitudes y procesos de todos los colaboradores.

Además, fomenta la autonomía y responsabilidad de todos los involucrados. Esto ocurre porque cada equipo tiene autonomía para elegir el mejor camino, dentro del conocimiento adquirido en el negocio y en la función que ejerce, para alcanzar las metas que se fijaron.

 

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¿Cómo implantar la metodología OKR en la empresa?

Antes que todo, es importante decir que, al implementar la metodología OKR en tu empresa, debes comprender que existen diversos tipos de OKR. Por eso, tú puedes y debes adaptar el sistema a tu realidad.

¿Pero qué significa eso? Que, además de comprender que existen los OKR estratégicos y tácticos (y eso de por sí ya es algo profundo dentro de la metodología), también es necesario ver cuáles se adaptan a todo el ecosistema de la empresa y cuáles se limitarán más a determinados nichos, por actuación o resultado esperado.

Los OKR estratégicos, por ejemplo, son definiciones dentro de la metodología que abarcan el aspecto general de la empresa y suelen ser definidos por los grandes gestores del negocio, siempre de acuerdo con lo que se espera en términos de dirección del negocio dentro del mercado.

En cambio, los OKR tácticos son trabajados en el día a día por los equipos de cada sector con el objetivo de desarrollarlos y ayudar en el OKR estratégico. Este camino, incluso, es fundamental: los OKR tácticos siempre derivan de los estratégicos y deben seguirse de cerca para garantizar que esos dos aspectos permanezcan sintonizados.

 

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Definir los objetivos estratégicos de la empresa

¿Pero por dónde empezar a implementar la metodología OKR? En primer lugar, necesitas definir tus objetivos. A fin de cuentas, esta es la parte fundamental del proceso, la letra “O” que desencadenará los demás KR.

Así, debes preguntarte: ¿adónde quiero llegar? Este es tu objetivo. Pero recuerda: tu objetivo debe ser claro y realista de acuerdo con tu negocio, equipo y nicho en el que actúas.

Algunas características pueden ayudar en la construcción de un buen objetivo. Aquí te dejamos la lista de los principales atributos que debe tener un objetivo.

  • Cualitativo: el objetivo nunca se refiere a una cantidad, sino a un punto al que se espera llegar o a una cualidad que se espera adquirir;
  • Aspiracional: un buen objetivo debe fomentar el deseo del equipo de alcanzarlo;
  • Tener un DNI: esta es una broma con un fondo de verdad. Un buen objetivo debe tener un DNI en el sentido de deberá haber un responsable por su cumplimiento final y, adherido a eso, un plazo realista;
  • Dar voz al equipo: ¿qué piensan los involucrados sobre los objetivos definidos? ¿Son ejecutables? ¿Los colaboradores pueden cuestionarlos?

 

Otro factor de gran importancia es saber cómo definir tus OKR a partir de la organización y jerarquía de tu negocio. A continuación, presentamos los tres principales niveles y qué debes esperar de cada uno de ellos en el momento de pensar tus objetivos y resultados clave.

El primero es el organizacional. Como lo sugiere el propio nombre, dentro de la metodología aplicada, estos son los objetivos que guiarán a toda tu empresa. Así, todos los colaboradores que pertenezcan al negocio trabajarán en pro de los resultados deseados.

Recuerda que los OKR organizacionales deben motivar e inspirar a tus colaboradores, algo que hemos resaltado constantemente a lo largo de este post. Por eso, la estrategia y las prioridades deben estar claras para todos.

El segundo grupo lo constituyen los OKR departamentales, que son los que se refieren a la actuación de cada equipo. En este sentido, es posible ser mucho más específico en el momento de crear estos objetivos, puesto que tratan de nichos.

 

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Es importante recalcar que, dentro de la metodología de gestión de la estrategia, este nivel de OKR debe estar alineado con el propósito general del negocio, visto que sus resultados impactarán directamente en los logros del nivel macro.

Por último, pero no por eso menos importantes, están los OKR individuales o personales. Como lo sugiere el propio nombre, son los objetivos definidos con foco en la performance de cada colaborador, fomentando un rendimiento y compromiso mayor con el cumplimiento de los demás objetivos de la cadena general.

Como se puede observar, todas las acciones dentro la metodología OKR se llevan a cabo de forma coherente, produciendo una reacción en cadena en la cual cada acción y nivel de definición impacta en la siguiente. Por eso es tan importante seguir de cerca el cumplimiento de esos resultados y de los objetivos, así como la nivelación de los siguientes o la corrección oportuna de las fallas en el proceso.

Entonces, ¿qué nos dices de empezar a implantar una estrategia de OKR en tu empresa?

 

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¿Qué te pareció saber más sobre OKR?

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